Existe una cuestión que nos ronda la cabeza cuando nos paramos a pensar en la existencia del prejuicio en la sociedad, y es que… ¿son los prejuicios propios de las personas adultas? La respuesta a esto es NO, por lo que una serie de nuevas cuestiones más profundas nos penetra en la mente, entonces… ¿cuándo se empiezan a adquirir/desarrollar en nosotrxs?, y… ¿por qué pasa esto?, es que… ¿a caso se podría evitar? Son muchas las investigaciones que se han llevado a cabo a lo largo de años para poder dar respuesta a estas preguntas y comprender el desarrollo evolutivo del prejuicio.
Los prejuicios son en cierto grado inevitables, debido a los limitados recursos cognitivos y las fuerzas sociales (Levy y Hughes, 2009)
Cuando llegamos al mundo una gran cantidad de información se presenta ante nosotrxs, por lo que necesitamos empezar a hacer categorizaciones para reducir la diversidad que percibimos. Alrededor de los 3-4 meses las criaturas pueden distinguir entre blanco y negro, de los 18 a los 24 meses son capaces de diferenciar etiquetas de género, y de los 2 años y medio a los 3 se empieza a aprender sobre estereotipos y las relaciones de estatus-poder (Martin y Ruble, 2010). Pero no es hasta los 4-5 años cuando empiezan a ser notables las diferencias, las cuales generan comparaciones y evaluaciones que dan lugar a la formación de prejuicios.
Las causas de la formación de los prejuicios en la infancia son de diversa procedencia, existen tres enfoques teóricos fundamentales para su comprensión.
El primero se centra en los aspectos internos de las criaturas, como por ejemplo el hecho por el cual tanto las niñas como los niños se relacionan casi exclusivamente con miembros de su mismo género. Se apoya en teorías genético-evolutivas* (Kohlberg, 1966; Piaget, 1966) y teorías basadas en el concepto de esquema* (Bem, 1981; Markus y Oyserman, 1989). En estas se resaltan los factores motivacionales asociados a la necesidad de sentirse identificadxs con un grupo (Tajfel, 1981), y se enfatizan los niveles de desarrollo cognitivos y emocionales alcanzados (depende de la edad que tenga la criatura y la etapa evolutiva en la que se encuentre).
El segundo enfoque resalta las influencias externas, como los agentes socializadores* que rodean a la criatura (familia, medios de comunicación, escuela). La teoría del aprendizaje social* propone que; la observación de conductas realizadas por personas relevantes son imitadas por las criaturas (Bandura, 1986). Un claro ejemplo es el estudio realizado en 2007 por Castelli, De Dea y Nesdale, en el cual se demuestra que a edad preescolar, las criaturas ya son sensibles al etiquetaje y uso que los adultos hacen de los grupos sociales (Patterson y Bigler, 2006), aunque sea mediante comportamientos no verbales (mantenimiento de mayor distancia con una persona de otra etnia, evitación del contacto ocular, etc).
Finalmente la Teoría del Desarrollo Intergrupal* de Bigler y Liben, 2007, destaca tanto la influencia de factores internos como externos en el desarrollo de prejuicios y estereotipos. Esta teoría señala tres procesos fundamentales para la aparición de los prejuicios en la infancia: la relevancia de determinadas características personales (algunos atributos como los rasgos físicos y el tamaño proporcional del grupo se vuelven más destacados), la categorización de las personas en función de ello y el desarrollo de estereotipos y prejuicios sobre esos grupos sociales destacados. Y es que, cuando los grupos son etiquetados, tratados u ordenados de manera diferente, las criaturas los conceptualizan mostrando una preferencia hacia su propio grupo. En 2009, Castelli, Zogmaister y Tomelleri mostraron cómo a edades tempranas (preescolar) existen evidencias claras de favoritismos hacia el propio grupo étnico, y que estos aumentan cuanto mayor es la trasmisión de actitudes raciales de madres y padres. Es decir, los prejuicios se refuerzan en la familia.
Adaptada de Bigler, R.S., & Liben, L. S. (2007) Developmental Intergroup Theory Explaining and Reducing Children’s Social Stereotyping and Prejudice. Current Directions in Psychological Science, 16, 162-166.
Gordon Allport, 1954, destacó la eficacia de la prevención desde la infancia como mejor forma de combatir el prejuicio en personas adultas
La percepción de exclusión y discriminación genera un sufrimiento en las criaturas que puede tener consecuencias a largo plazo, como la aparición de problemas de autoestima y motivación, que pueden influir en las oportunidades de su futuro (Enesco y Guerrero, 2012). Un estudio reciente ha demostrado como a la edad de 6 años, ya conocen el estereotipo de que «los niños son más listos» y comienzan a evitar actividades intelectuales como las matemáticas y la física, con ello, creando aspiraciones profesionales basadas en estereotipos sociales sobre el género, a pesar de ser conscientes de que los niños obtienen peores calificaciones en la escuela (Bian, Leslie y Cimpian, 2017). Niñas y niños son socializadxs de forma diferente, asumen normas sociales y patrones de comportamiento dependiendo del género y utilizan esas etiquetas para organizar su mundo social (Bigler y Liben, 2007).
Si el entorno en el que crecen las criaturas no trata de inocular esta aparición de prejuicios, será difícil que se desarrollen valores éticos y fundamentales como la tolerancia, igualdad y respeto a la diversidad. La toma de conciencia de esta realidad social puede aplicarse a la educación que prestan lxs maestrxs y lxs madres/padres, ya que son las figuras de referencia más cercanas que tienen las criaturas en las primeras etapas de su vida.
Anna Caballo
BIBLIOGRAFÍA
Bian, L., Leslie, S.J., & Cimpian.A. (2017)Gender stereotypes about intellectual ability emerge early and influence children’s interests. Science 355, 389–391.
Bigler, R.S., & Liben, L. S. (2007) Developmental Intergroup Theory Explaining and Reducing Children’s Social Stereotyping and Prejudice. Current Directions in Psychological Science, 16, 162-166.
Castelli, L., De Dea, C., Nesdale, D. (2007). Learning social attitudes: children’s sensitivity to the nonverbal behaviors of adult models during interracial interactions. Personality and Social Psychology Bulletin, 34, 1504-13.
Castelli, L., Zogmaister, C., & Tomelleri, S. (2009) The Transmission of Racial Attitudes Within the Family. Developmental Psychology, 45, 586–591.
Enesco, I., Guerrero, S., Solbes, I., Lago, O., Rodríguez, P. (2009). «El prejuicio étnico: una revisión de estudios evolutivos en españa». En cultura y educación, 21, 4, pp. 497-515.
Levy & Hughes (2009). Development of Racial and Ethnic Prejudice Among Children. En T.D. Nelson. Handbook of prejudice, stereotyping and discrimination. NY: Psychology Press.
Montañes, M.P. (2012). Desarrollo del sexismo ambivalente y atractivo de las personas sexistas. Tesis doctoral. Universidad de Granada. ISBN: 978-84-9028-134-5.
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